30 de Marzo de 2014: El diluvio universal llega a Pemba

Cinco días sin parar de lluvias torrenciales provocan las peores inundaciones en años con centenares de casas derruidas, carreteras desaparecidas y desabastecimiento de luz y agua potable.

Hola con mucha tristeza y cierto dolor desde Pemba.

Ya habéis leído el titular y el subtítulo de este post, con lo que os podéis hacer una idea de porqué os saludo tan cabizbaja y mohína. Tremendo. Realmente espectacular y lamentable lo que hemos vivido esta semana por estos lares australes de Pemba.

Espectacular porque nunca en mi vida había sufrido cinco días ininterrumpidos de lluvias torrenciales —desde el lunes hasta ayer, sábado— en un lugar donde, evidentemente, sigue sin estar urbanizado ni preparado para soportar la furia de la naturaleza por muy cíclica que ésta sea. Porque estas lluvias anuales, aunque no avisen de su fecha exacta, se saben, se conocen, se esperan… siempre, año tras año, de diciembre a abril. Agua y más agua. Y, por lo que nos cuentan los lugareños y nuestra propia experiencia de más de tres años en Mozambique, podemos ver que esas lluvias periódicas cada vez embisten con más virulencia, con más fuerza, con más intensidad.


Barrio de Noviane y Cariacó alto, aislados por el agua.
La gente sale en pequeños cayuquitos.

Por eso también decía que lamentable, pero en el sentido de denuncia airada hacia unas autoridades, sean de quienes sean las competencias si locales, provinciales o nacionales, que sabiendo de todo ello en periodo seco apenas hacen nada por mejorar o dotar —porque la realidad es que es inexistente— a su población de una correcta canalización de aguas, residuos y basura. De caminos y carreteras, si no asfaltados al menos abiertos en altura, y con vías de escape y evacuación para que no se aneguen de agua a la mínima. Porque además aquí nunca es la mínima. 

Pero sobre todo, que permitan a toda esta gente, extremadamente pobre y sin recursos ni formación pero seres humanos no lo olvidemos nunca, que compre un maldito pedazo de tierra donde poco a poco levantarán con gran esfuerzo sus humildes casitas de bambú y barro, en unas áreas donde se sabe de antemano que sin acciones urbanísticas o de ingeniería civil van a ser completamente inundables.

Para que conozcáis el proceso de construcción de una casa local.
Sin cimientos, sólo bambú rellenado de piedras
sobre el que después aplicarán una capa de barro.


 Y aquí para que veáis cómo han quedado algunas casas de la aldeíta de Wimbe. 
La fuerza del agua ha erosionado el terreno y muchas viviendas
están en pie pero al borde del derrumbe.


En fin, nosotros estamos bien y apenas hemos sufrido nada comparado con los centenares de personas que han perdido sus casas y/o no pueden continuar con sus trabajos de supervivencia: salir a pescar, cultivar sus pequeñas “machambas” o coser con sus viejas Singer porque tu tallercito de costura era un chamizo al aire libre que ha desaparecido.

Eso sí, en Nanhimbe estamos prácticamente incomunicados con Pemba. Bastante peor que cuando nos quedamos aislados un par de días en febrero pasado. Ahora estamos ya desde el miércoles sin tener acceso en coche porque la carretera que nos comunicaba con Wimbe Playa y de ahí a la ciudad ha desaparecido arrastrada por el torrente de agua. Y con la riada se ha llevado también por delante un “quintal” (solar) y la casa de bloques que había. La familia, afortunadamente, viéndoselo venir cogió rápido cuatro cosas y huyó antes de allí.



Carretera de acceso a Nanhimbe y Maringanha.
Las estacas señalizan que está cortada,
imposible que ningún coche pudiera atravesar el torrente de agua.

Carretera principal Pemba-Wimbe.
Las lluvias de febrero ya hundieron la mitad de la carretera.
Lo arreglaron y esta semana se ha vuelto a abrir un peligroso boquete.

Nosotros, la única forma que tenemos de salir de aquí es a pie o con muchísimo cuidado en moto, por dentro de Nanhimbe cuyos caminales van zingzagüeando hasta salir a la aldea de Wimbe. La ruta, sin embargo, no está tampoco exenta de charcos enormes donde pasas por los laterales hundiéndote en el barro. Te enguarras, pero pasas.

También es cierto que coches Hilux o todoterrenos de gama alta y supertracciones pueden llegar hasta Chuíba, a unos 6 kms al sur de Nanhimbe, de ahí cruzan campo a través, llegan hasta la parte alta de Wimbe y de ahí a Pemba. Nuestro coche de momento no pasa por ahí,  lo intenté ayer y me di media vuelta con el susto en el cuerpo.

Con este panorama, evidentemente el trabajo lo hemos tenido que suspender por causa de fuerza mayor hasta que se retome la normalidad y las escuelas vuelvan a abrir, dado que la mayoría cerraron entre el martes y el miércoles lo hicieron las últimas.

Aunque desde ayer por la tarde y hoy domingo tenemos una tregua con la lluvia y el esperado sol ha vuelto a iluminarnos, no ha sido así con el inestable suministro energético que nos lo cortan cada dos por tres. El record lo tuvimos a mitad de semana con 48 horas sin luz ni agua. Y nosotros, como la mayoría de la población, no tenemos un generador de gasolina para garantizarnos un mínimo.  Así es que ni iluminación artificial, ni nevera, ni ordenador, ni música, ni ducha de alcachofa…y a las seis en camita.

La previsión del tiempo es que las tormentas volverán a Pemba entre mañana lunes y martes. Honestamente, espero y deseo ansiosamente que “el hombre del tiempo” mozambiqueño sea como antiguamente el español y se equivoque de todas todas.

Beijos e até a próxima
Lara

PD. Los datos oficiales preliminares facilitados por el Gobierno sobre los daños de las lluvias en Pemba cifran en cuatro muertos (tres de la misma familia, al caerles encima su precaria vivienda), más de 1.000 familias sin casa, más de 200 viviendas derruidas completamente y 730 con daños. Además de 60 kms. de carreteras destruídos y cinco distritos de Cabo Delgado aún incomunicados —a día 4 de abril— por rotura de puentes o accesos terrestres. 

Por si queréis saber más al respecto:

http://www.verdade.co.mz/nacional/45170-chuva-deixa-desespero-e-lastima-em-pemba 
  

Pemba, 30 de marzo de 2014

2 comentarios:

  1. Madre mía, qué devastador. Mucho ánimo y que el tiempo se calme

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    1. Sí, totalmente desvastador. Desde el lunes, que fue el último día que llovió, tenemos sol y muchísimo calor, que está ayudando a que la tierra absorba rápido el agua acumulada. Ahora, arreglar las carreteras y los accesos; eso va a llevar muchísimo más tiempo.

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