Post
especial para un día especial, festivo y muy emotivo para los
mozambiqueños.
Hoy,
4 de octubre de 2012, Mozambique celebra sus 20 años de vivir en
Paz. Dos décadas desde que, aquel 4
de octubre de 1992
y tras 27 largos meses de tensas negociaciones, se firmara en Roma
el Acuerdo General de Paz,
que daría punto y final a los 16 años de guerra civil que
enfrentaron a la Resistência
Nacional Moçambicana (Renamo)
contra el gobierno del Frente de Libertação de Moçambique
(Frelimo).
Acuerdos de Roma 1992. Joaquim Chissano por el govierno de la Frelimo (izq) y Afonso Dhlakama por la Renamo (dcha).
Veinte
años de Democracia, de tolerancia, de convivencia, de diálogo, de
olvido sin rencor por el millón de mozambiqueños muertos en la
contienda y otro millón de desplazados que huyeron a los países
vecinos. Veinte años de camino por un mismo bien común: la Paz, la
unidad y la reconstrucción de Mozambique.
Pero
demos un poco de contexto histórico. Os contaba hace unos días (ver
post del 30 de septiembre) que tras 10 años de guerra contra
Portugal, finalmente el 25
de Junio de 1975
se proclamaba la Independencia de la República de Mozambique con el
gobierno de la Frelimo al frente.
Pues
bien, apenas tan solo unos meses después, en febrero
de 1976,
Mozambique se veía inmersa en otra tremenda guerra, esta vez civil,
después de que la Renamo con el apoyo primero de la ex Rodesia
(actual Zimbawe) y después de la Sudáfrica del apartheid,
se alzara contra el gobierno de corte socialista que había
instaurado la Frelimo.
Soldados de Zimbawe patrullando la línea férrea de Beira, en 1987.
Para
el historiador mozambiqueño Egídio
Vaz,
los 16 años de guerra que sufrió el país pueden dividirse en dos
periodos: el primero, de “guerra
de desestabilización”
con el apoyo externo, y el segundo de “guerra
civil”,
en el que los rebeldes de la Renamo contaban ya con una agenda
política propia.
Yo
no me voy a extender con la guerra, pero recomiendo a quien le
interese profundizar al respecto, que lea o escuche (en portugués)
la interesante entrevista concedida por Egídio Vaz al canal DW
África y en el que, entre otros aspectos, el historiador advierte
que 20 años después “el
gran problema que enfrenta Mozambique, el gran peligro, es la
redistribución de la riqueza y el reparto de poder (…) Hay
concentración de muchos recursos en determinadas manos, en
detrimento de la mayoría que trabaja para estos mismos recursos”.
No
es la única voz autorizada que se alza en este sentido. El
economista del Instituto
de Estudos Sociais e Económicos
(IESE), Nuno
Castel Branco,
opina que la política de megaproyectos de explotación de los
recursos naturales que impulsa el actual Gobierno no va a resolver
por sí sola la extrema pobreza que aún persiste en el país. “Los
inversores privados
[capital extranjero] apenas
van a invertir en aquello que les interesa (…) Sin embargo, los
megaproyectos, bien explotados podrían duplicar la fiscalidad del
Estado y esto contribuiría a reducir la dependencia externa”.
Y
es que según el IESE, debido a los incentivos fiscales de que gozan
las multinacionales ligadas a los megaproyectos, el Estado
mozambiqueño deja de ganar más de 200 millones de dólares por año.
Simpáticos vendedores ambulantes de pescado nos saludan en su camino hacía el mercado de Alto Gingone.
Mientras
tanto, las pensiones para las personas mayores o los niños en
situación de exclusión apenas rondan los 4€ por mes cuando, según
denuncia para la Plataforma
da
Sociedade
Civil Moçambicana para a Proteção Social,
“el
país ya tiene potencial económico para dar mayor asistencia a los
más vulnerables”,
precisamente gracias a los beneficios de los megaproyectos [para
2013, la previsión del Gobierno es que la economía de Mozambique
crecerá un 8,4%].
Dos mujeres cargan la leña que acaban de talar y caminan risueñas los 3 kms que las separa de sus casas.
En
fín, estos y otros muchos discursos es lo que vemos, leemos, oímos,
sentimos en el panorama político, social y económico que se vive
por estas tierras australes.
También
vemos en un día como hoy, de celebración de la Paz, que la gente,
el pueblo, el mozambiqueño de a pie, que aún tiene muy presente en
su memoria esa cruenta guerra que dividió familias enteras (20 años
no son nada en Historia); que un día como hoy sólo quiere festejar,
cantar, bailar y felicitarse por el camino andado todos juntos.
Curiosidad, picardía y sonrisa serena, frente a nuestra cámara.
Y
lo más bonito a nivel social es que mañana estoy segura que
seguirán conviviendo con su carácter alegre, tranquilo, conciliador
y, ante todo, pacífico. Nada de volver a las armas. Que así sea.
Estos amigos son un buen ejemplo del carácter de los jóvenes mozambiqueños, alegres y burlones.
Beijos
e até já
Lara
Pemba,
4 de Octubre de 2012
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