¡ Hola, hola a todos !
Ya estamos de nuevo aquí en Pemba para reincorporarnos al proyecto y seguir adelante con el enriquecedor trabajo que nos llevamos entre manos.
Dia da Mulher Moçambicana.
Niñas y mujeres festajando su día.
Es un día grande y muy sentido en Mozambique con multitud de actos y homenajes oficiales de norte a sur, de la ciudad al campo; en cualquier rincón de los 3.000 kilómetros de extensión que tiene el país, ayer se festejaba y honraba a la mujer en mayúsculas. Una festividad que se instauró en honor de Josina Machel, segunda esposa del que fuera primer presidente de Mozambique, Samora Machel, y que falleció un 7 de abril de hace 42 años (1971), por enfermedad.
Josina Machel, en su etapa de guerrillera.
Josina es considerada una heroína en Mozambique. Se unió a la lucha armada de liberación nacional contra Portugal siendo muy jovencita, desde la Frelimo (partido que encabezó la independencia y aún hoy en día en el poder) ocupó cargos relevantes de poder e impulsó la participación de la mujer al mismo nivel que el hombre; y, en definitiva, aún hoy es considerada aquí por todos, mujeres y hombres, un modelo de inspiración del movimiento femenino.
La marcha de gente entrando en la plaza. Actos ayer en la Plaza Samora Machel, en Pemba.
El Día de la Mujer Mozambiqueña, consagrado en su memoria, es una gran fiesta para cualquier mozambiqueño, pero en especial para ellas. Un sinfín de mujeres de todas las edades y condición salen a la calle en grupos –se juntan las colegas del trabajo, o de la organización o comité civil al que pertenecen, o por ser de la misma iglesia del barrio o sencillamente como pandilla de amigas-, ataviadas con una nueva capulana (lienzo de algodón que se pone como sobrefalda y en la cabeza) que cada grupo ha comprado expresamente para ese día y que lucen con dicha y orgullo. Un espectáculo de color.
Las mujeres se engalanan con capulanas nuevas y musiro.
Aquí en Cabo Delgado, región con mayoritaria presencia de la etnia Macua, entre cuyas mujeres perdura fuertemente arraigada la tradición cultural de usar el Musiro como cosmético y adorno que les otorga belleza social, muchísimas de ellas ese día se pintan la cara con la pasta de musiro, diseñando bonitos dibujos y formas.
Una bonita joven con el tradicional musiro en la cara.
Por su parte, alguna que otra mujer Makonde mayor luce también orgullosa sus tradicionales tatuajes en la cara; una práctica que a diferencia del musiro casi se ha perdido y hoy en día sólo puedes encontrar a mujeres makonde tatuadas en su rostro muy mayores, dado que las jóvenes apenas si secundan esa práctica ancestral.
Mujer Makonde con los tradicionales tatuajes de su etnia en la cara.
Yo, como os comentaba al principio del post, tuve la gran suerte de poder ser una más en el desfile de mujeres y diversos actos celebrados ayer en Pemba, por primera vez en los más de dos años que llevo aquí ya que fui invitada a participar por el grupo de mujeres de la Escuela Eduardo Mondlane de Maringanha. Salí en su grupo, como una más y como una más iba ataviada con nuestra capulana identificativa y nuestra camiseta conmemorativa de Josina Machel.
La directora Bernardeta, la secretaria Assibuna, yo y la profesora Anita.
Yo también participé como una mozambiqueña más.
Después, nos fuimos todas juntas a comer, beber y bailar, sobre todo bailar ¡Dios cómo bailan las mozambiqueñas! Imposible mover las caderas como ellas y tener su sensualidad innata, pero a juicio de sus risas, sus ánimos, sus provocaciones en el centro del círculo para que les intentara seguir el ritmo con gracia, creo que dejé el pabellón a un nivel aceptable. Y máxime cuando me despidieron al unísono diciéndome: “Agora sim que você é mulher moçambicana mesmo”. Precioso.
Um beijo e seguimos juntos,
Lara
Pemba, 8 de abril de 2013
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